Alternó el paso de sus manos por sobre la llama de fuego azul, una y otra vez hasta desgarrar el frío. A medida que repetía la acción sus manos elevaban la temperatura y recuperaban la movilidad.
Aunque se sintió un poco más reconfortado, dudó en sacarse la campera.
Después, con toda la suavidad, puso a calentar la salsa de tomates y en otra olla, el agua para los tallarines. Mientras tanto se preparó una sopa Quick.
Totalmente repuesto lavó los cacharros y se fue a acostar. Se abrigó bien y se tapó con la frazada.
-Buenas Noches - le dijo a nadie y nadie respondió silenciosamente la cortesía del saludo.
Nunca supo que no amanecería. Que estaba en el polo. Que su noche se haría casi eterna.
Era un experto en el arte de extrañar y excluirse
8 ene 2008
Frío
Era un experto en el arte de extrañar y excluirse
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