Me gustaría saber si hablás en sueños y en qué idioma. Saber si sos la de siempre, o por el contrario son distintas cada día, cada hora. Pero por las dudas, hoy quisiera que te mantuvieras en una, tal vez haya más posibilidad de sabernos alguna vez.
Quisiera que fueras escuchando al Tata Cedrón, de vez en cuando, para que no te resulte tan extraño. Yo lo escucho casi siempre para que no seas vos sola el nacer de mi tristeza. Y que me gustaría conocer Úbeda o el Gótico, y el Camino de los Tristes y Santiago, así que si vos los conoces no te olvides ningún detalle y puedas hacerme sentir que piso esos lugares.
Es mentira, sé que no nos conoceremos, pero quisiera creer que por ahí andás. Yo por lo pronto memorizo los amaneceres de la pampa, el aire irrespirable de enero, mientras leo a Graves, a Baudelaire, a Allouch, y a Nicomendes Santa Cruz, por si te gustan y recorro los bares de San Telmo, tan propicios para la charla, el vino y el desconocerte amigablemente.
11 ene 2008
En la botella
Hoy te extraño. Ya sé que nada cambió y que ni siquiera podemos imaginarnos. No seas cruel al recordarme que jamás supimos del otro, extraño la posibilidad de habernos tenido un rato aunque sea para despedirnos. Elegir juntos la mejor yerba para equivocarnos, y sentir que pueda perderte por una tontería así, o hablarte de Alejandra y que quieras que la historia hubiera sido con vos.
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