19 feb 2008

Los Delincuentes

Los delincuentes saben esconder su pasado.
Me diferencio de ellos en que no uso buzo con capucha, en que no temen ser perseguidos a 100 km por hora, ni atiendo cuentas especiales de clientes de banco. También soy distinto porque no puedo esconder mi futuro.
Quienes me ven adivinan el fracaso. Saben de las tormentas, de ese jamás llegar a Itaca y del rancio destino que oxida mis pasos cuando voy a la frutería (caminando como si no supiera que ya todo es fatal) mientras heroicamente pido 1 kg de zapallitos y otro de tomates.
No corresponde ahorcarme con la luz desvanecida de una tarde, ni envidiar desde la ventana a los autos que tienen por delante un espacio al que llegar.
No quiero búsquedas, y sin embargo mis traidores pasos le dan cuerda al coraje de mi corazón, como una anfetamina mecanicardíaca. En esto no me diferencio de los delincuentes: amaneceré muerto de una mirada, agonizante por un capricho o simplemente por un mal entendido. Con papel de diarios cubrirán mi espanto y un charco de dolor irá a perderse al borde la vereda y de ahí al océano. Los delincuentes son más severos y mueren ahí donde caen, en eso me diferencio.

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