2 abr 2008

Despeditángonos

Asedió mi laberinto hasta invadirlo. Mantendré la mentira de construir uno más hermético, en donde no pueda trepar por los muros ni jugar al equilibrio en las cornisas.
Siempre ronda Teseo entre las tumbas de la noche intentando marcar los túneles, y llegará como llegan los amantes y los pájaros, sin necesidad de hilo. El símbolo de la muerte encuentra todas las puertas.


El santuario emerge en los pasillos como la miel flota en lo agrio. Muerdo aire para lastimar este silencio y que tus ojos rescaten mi frío
. Este partir huele a charcos de arena y presbicia, a ilusión atrapada en las venas que le dieron esperanza.
Me quedo entre las estrellas violáceas y el aroma a frutos rojos de tu firmamento, que sabe a malbec. No sabía que estos pasillos eran bellos hasta que descubrí tu huella nacida en la noche, como un racimo de uvas jugosas en mi boca.
No nos conocemos y eso te agrega fragancias, como si fueras un bosque cercano o una nube que se derrama para mí.
Seremos una despedida perfumada que ha nacido entre palabras ausentes. Seguiré esperándote, aún cansado de resucitar.
Te supe el talismán que me protegiera de Teseo y fuiste cierta.

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