9 dic 2008

Larga historias mínimas

Episodio 1:
En la adolescencia y durante gran parte del secundario tuve un gran amigo. Entramos juntos al Industrial de Chacarita y de casualidad nos pasamos en el mismo año al de Lope de Vega y Baigorria. El primer gran amigo en no ser del barrio. Con él nos pasábamos libros de Sartre, Artau, Baudelaire, Proust, etc. Éramos presuntuosos y soberbios, íbamos a las fiestas para renegar de los que bailaban y ese era el truco para las conquistas. Una vez demostrada nuestra indiferencia frente a lo superficial, banal y superfluo, las chicas querían demostrarnos que eso no estaba mal y se empeñaban en hacernos cambiar de opinión. Esta opinión era inquebrantable pero funcional. Las conquistas llegaban irremediablemente. Aparte de esto, con GM compartíamos el gusto por Kubero Díaz, el flaco Spinetta y el odio por termodinámica e inglés.
Él cambió de colegio abandonando el ENET 35 y yéndose al ENET 25 en la Av. Independencia. En esa época la cosa era brava pues estoy hablando de los 70. Yo lideré una toma de mi colegio en donde llegamos a soldar los portones para que no entraran a desalojarnos y él movilizó la fuerzas en su colegio como gesto solidario. Llegamos a tomar todos los colegios industriales. Ya no nos veíamos tanto.
En Urquiza dejó de pasar el 94 que era el único bondi a Palermo. El querer y la admiración no disminuyeron. No existía aún el plan megatel y ninguno tenía teléfono en la casa. No obstante eso nos visitámos de vez en cuando. La frecuencia de los encuentros era inestable.
Sin saber que se produciría la coincidencia, no encontramos a las 6 de la mañana del 31 de enero de 1974 en la puerta del Regimiento de Patricios. A los dos nos había tocado Infantería de Marina y nos destinaron a Ensenada. Nunca podré olvidar el tránsito en el tren hacia el destino, llenos de angustia y calma, la calma era para tranuilizar al otro. Estuvimos 2 meses de instrucción sin salidas ni visitas, en el medio de eso se inció el Operativo Independencia en Tucumán y nos avisaron que muchos de nosotros tendríamos que ir. Finalizados los dos meses me dieron destino en el Edificio Libertad y a él en el Sur. Desde ese día no volví a verlo y no supe más de él.
Sentí mucha vergüenza por tener que decirle a la madre que yo estaba en Retiro, a 20 minutos de mi casa. Así que nunca tuve el valor de enfrentar a esa familia, me sentía culpable por no tener el mismo destino que él. Lo cierto fue que yo a pesar de estar en Retiro no la pasé bien. Los hechos de Monte Chingolo, levantamiento de la aeronáutica, golpe de estado, hicieron que odiara todo eso. Se terminó el servicio militar y trate de cambiar todo.
Algunas veces fui a caminar por la calle Charcas con el deseo de encontrarlo, pero nunca ocurrió.

Episodio 2:
No lo dije antes pero lo digo ahora: en la secundaria fui muy querido y tuve muchos amigos, pero eso es casi inevitable dadas las características de los industriales . Uno de esos amigos fue DF con el que compartí 4to 2da. Sólo ese año y nos hicimos amigos porque era amigo de amigos y ya nos conocíamos de antes.
Hace unos días me llego por facebook un aviso de amistad. Era DF y oviamente lo acepté. Al rato estámos hablando por skype. En un momento se le cortó la voz y comenzó a lagrimear. Me contó que temía que yo hubiera sido chupado durante la dictadura y que muchas noches pensó en mí y mi desaparición. Había estado tratando de localizarme desde hacía ¡35 años! Eso de alguna manera lo sé porque llegó a conectarse con unos tíos míos que me avisaron y me dieron un telefono al que cuando llamé, ya se había mudado. Como dato curioso me dijo que en las reuniones de ex compañeros, mi ausencia era la más notable y que todos manifestaban un gran cariño por mí. Lo cierto fue que después de esto, me llegaron mails: de un comerciante de Lalín (Pontevedra) de un empleado en Holanda y hasta del gerente de Coca Cola en Sao Pablo (ex compañeros del colegio) aparte del llamado de un taxista de Villa Real.

Episodio 3 o Sumatoria de los episodios 1 y 2:
Envalentonado por este evento, me metí en facebook y busqué a GM. Lo encontré. Ya lo había buscado antes pero sin encontrarlo. Le mandé un mensaje sin nostalgia, pero con información y mi mail, y lo agregué como amigo.
Al rato me llegó un mail a la cuenta. Era suyo:
"Vos sabés que sé que te conozco pero no me acuerdo bien... pasaron 30 años ¿no? me parece que te vi en el 78 en la calle. Decime cosas a ver si te saco"
Todavía no me aceptó como amigo

Epílogo, moraleja y corolario:
En el campo dicen: "es inútil reempujar... " y ahora pienso que es inútil salir del esceptisismo que siempre me divirtió. La pérdida de memoria por parte del corazón es lo más atroz que nos puede suceder, no porque sea canallezco sino porque es una pena. No debí dejarme llevar por la sensibilidad, ni por el sentimiento amable. La historia hay que comprenderla y aceptarla como ocurre. Forzar al destino con facebook, skype o msn demuestra una gran fragilidad de conceptos.

2 comentarios:

morgana dijo...

Comprender a veces no es aceptar.
Al revés, tampoco.
Esto de no estar escribiendo con el dedo en tu propia llaga tiene un color que me gusta.
Saludos,
M. (de MonocromáticaComoMisLlagas)

Asterion dijo...

Morgana: El escribir con el dedo en mi propia llaga es un ejercicio que exige un contorsionismo que sinceramente, no poseo, pero si usted lo dice no dejaré de asombrarme con mis habilidades.