15 dic 2008

Tanta inútil piedra

El suelo les hace daño por eso eligieron vivir en el alambre, como barriletes con izquierdas y derechas que se mueven y cambian de dirección cuando apenas los toca el aire. Esa fuga afina con el silencio destilado en incertidumbres.
Las horas pasan y los días quedan colgados en las ramas del tiempo sin que alguien pueda bajarlos. Tanta pedrada inútil...

Se ha ocultado un soñador con el abrigo ruinoso de su sombra, ahorcado en el árbol distinto, y sus rocíos flotan abandonados sobre un Munch naif que busca otro color.
Cada una de las palabras ha sido un arpón que perdió su agudeza con el óxido, y así y todo, la búsqueda es la de nomorir. Zona oscura del paraíso. La perfección que amamantó a la muerte.
Como a las zapatillas, alguien anudó las lenguas de los poetas para mantenerlos sobre el cable telefónico, e indicar que a mitad de cuadra los verbos bajaron de precio.
En las vecindades juegan con vocablos creyendo que hablan.
Las artes se enriedan y el sol las deshilacha.

Tanta inútil piedra no descuelga lo contenido, aunque los gusanos empiezan su trabajo.

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