2 dic 2008

Estás frito, angelito

Cuando descubrí el esqueleto del ángel noté por primera vez las espinas que le tapaban las plumas, puntas agudas de una inestabilidad grave. Ya era tarde para podarlo, entonces podé mis manos y mi boca.
¿Quién le dirá a Dios que su ángel está muerto? Me desborda la cobardía para decirlo yo. No mis verbos en su ventana, ni las olas en el río, apenas unos obtusos golpes en la arpillera negra que cubre la camilla.
Los enfermeros repiten que los ángeles nunca mueren y en todo caso que cuando mueren se van a la Tierra y se bautizan en el materialismo dialéctico de Oggi Junco, pero este ángel ya está en otra.
Ni lo veo ni me mira. En la palidez del ángel rebotan los desfribiladores.

En algún lugar del quirófano tengo la carta que niega todo lo ocurrido, se la mandaré a Dios para que sepa que fue suicidio o que no llamó a tiempo. Si Dios es todo, también es culpable.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ovbiamente amigo que Dios es el culpable de todo...¿que le parece si lo eliminamos?

Anónimo dijo...

Matémoslo con la indiferencia (pareciera ser mejor un ateo que un criminal)

antiprímula dijo...

La última frase es genial, no puedo dejar de felicitalo, no hacerlo contrariaría mi esencia.

antiprímula dijo...

Pero! Releo y me comí una erre! Qué cosa!
Léase felicitaRlo.