10 oct 2008

Lúdico

Podemos jugar a que estamos jugando y ver que pintaste temores en tus ojos, yo entonces dibujaré brillantes los míos para demostrarte que no hay peligro, que son sólo dibujos que se deshacen y se vuelven a pintar todas las veces que lo deseemos y que pueden borrarse al reirnos.
Sepamos los dos -vida mía- que no hay tragedias en esas marcas, que lo dramático está cerca pero no nos hace daño, que aunque no sea amable el tiempo afuera, vos y yo podemos ser amables y jugar todo el tiempo que querramos.
No nos hace falta ser severos en las reglas, cambiémoslas a todo momento, no tiene que estremecerse dentro nuestro el pudor porque los crayones nos defienden.
Podemos jugar toda la vida, a que no nos conocemos y en todo momento nos asombramos. Podemos jugar a que nos conocemos y ver como la vejez me debilita. Podemos jugar a que no jugamos y ser siempre distintos, igual estaremos felices porque construiremos juntos un juegos que nos salve. Podemos jugar a que desacralizamos lo que nos hiere y lo tomamos de la cola como si fuera un ratón y y lo tiramos afuera adonde hace frío.
Jugar a quien no somos para disfrutar sabiendo cómo nos modificamos.
Los juegos pueden ser infinitos sólo es necesario creer.

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