26 jul 2008

En otro orden de cosas

Te amé de a pedazos y con mi típica vergüenza disfrazada de silencio (por eso no la conociste), así tus misterios me devoraban y no tendrían fin, pero nunca hubo lugar para un adulto en este montón de vejez.
Te amé de manera infantil, sin saturarme. Corriendo por tus pasillos y frenando caprichosamente. Amarte por entero, de los pies a los cabellos, es una idealización burguesa. Yo prefería lamer tu codo y que me intrigara el oído para después morir en el misterio del oído en víspera de tu pierna izquierda. Y quitar las lagañas de tus lunas rosadas, pacientemente, sin saber nada de vos más que rumores de placer y eternidad.
Te amé nacido en la muerte al desprenderme de mí para gobernar por vos, tu cuerpo y tu tristeza. El arte de la adivinación y la magia te construyeron Ella.
Ella, la que ya no está, la que se ha ido con el universo en donde abrigaba mi deseo y mi pensamiento.

Este laberinto y su huésped -que yo creía construcciones ajenas- eran reflejos de mi mente y su monstruo, engaños de un misericorde espejo para no mostrar el horror. Saber esto es el último paso antes del exilio.

4 comentarios:

Alicia dijo...

Morí.

Ygriega dijo...

wow.
tras haber leído esto me he quedado atontada, golpeada por tus palabras.
no es sólo sentir que este texto es un reflejo de mi pasado, sino además poder leer máximas entre líneas sobre la idealización, la propia construcción por sobre lo real. razón magna para estar vivo.

SOS UN GENIO, asterión.
abrazo azul y gracias por lo ánimos!

Anónimo dijo...

No entendí nada, pero si fuera mina, me dejaría.

Asterion dijo...

Resucitará, Alicia

Si fuera un genio sabría cómo solucionar esas cuestiones, Ygriega. Gracias por tus abrazos.

No digo? mi mensaje llega a donde no tiene que llegar. Si usted fuera mujer, hubiera entendido, Cavern