No la conozco y al igual que con todo el mundo el viento se lleva sus palabras, sin embargo me las amontona frente a la puerta de casa.
Es un embrollo porque ellas no saben organizarse y vienen con la ilusión de que yo las elija. Se muestran revelando conceptos que creen que son para mí.
¿Qué tengo que ver yo con las preguntas que le hace a la cajera de Coto? ¿O las discusiones que tiene con sus empleadores? ¿o con las puteadas a sus amantes?
En ocasiones, las palabras son tantas, que en lugar de esperarme se meten en mi casa. Ponen cara de huérfanas. Se me enredan en el pelo o se esconden en mis bolsillos con el deseo de emocionarme.
Algunas mantienen la humedad del llanto que les dio vida, otras parecen haber nacido en un suspiro. Ninguna fue dicha para mí, pero entonces ¿por qué me buscan? ¿por qué quieren hacerme creer que soy su dueño?
El tiempo me llevó a realizar algunos actos. A veces me quedo con un "buenas tardes" ya que descubrí que algunos saludos de ella tienen perfume, o me guardo un "¿vos, todo bien?" por lo melódico de su decir.
Algunas frases son pomposas y torpes, otras por el contrario, son extremadamente dulces y capaces de un hechizo. También dice boludeces pero igual las guardo.
Aunque algunas frases quisiera que fueran para mí, no puedo darles ese crédito. Desde luego que les doy amparo en unas cajas que compro a propósito para ese fin y cuando estoy triste me acerco a ellas para escucharlas, pero al carecer de rostro tienen el valor del silencio.
Es un embrollo porque ellas no saben organizarse y vienen con la ilusión de que yo las elija. Se muestran revelando conceptos que creen que son para mí.
¿Qué tengo que ver yo con las preguntas que le hace a la cajera de Coto? ¿O las discusiones que tiene con sus empleadores? ¿o con las puteadas a sus amantes?
En ocasiones, las palabras son tantas, que en lugar de esperarme se meten en mi casa. Ponen cara de huérfanas. Se me enredan en el pelo o se esconden en mis bolsillos con el deseo de emocionarme.
Algunas mantienen la humedad del llanto que les dio vida, otras parecen haber nacido en un suspiro. Ninguna fue dicha para mí, pero entonces ¿por qué me buscan? ¿por qué quieren hacerme creer que soy su dueño?
El tiempo me llevó a realizar algunos actos. A veces me quedo con un "buenas tardes" ya que descubrí que algunos saludos de ella tienen perfume, o me guardo un "¿vos, todo bien?" por lo melódico de su decir.
Algunas frases son pomposas y torpes, otras por el contrario, son extremadamente dulces y capaces de un hechizo. También dice boludeces pero igual las guardo.
Aunque algunas frases quisiera que fueran para mí, no puedo darles ese crédito. Desde luego que les doy amparo en unas cajas que compro a propósito para ese fin y cuando estoy triste me acerco a ellas para escucharlas, pero al carecer de rostro tienen el valor del silencio.
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